0

No me importa, por Marichón Castillo

Son casi las siete de la mañana, ya mismo sonará el despertador avisándome del  comienzo de un nuevo día laboral. Aun no ha sonado y ya estoy despierta, cada mañana me pasa lo mismo y es por el pánico que tengo a llegar tarde al trabajo. Solo cuando escucho la melodía del móvil es cuando me incorporo y planto el pie en el suelo.

Me enfundo el uniforme, me aseo, como algo de fruta y salgo de casa caminando hacia el coche con la única compañía de la oscuridad que todavía se resigna a marcharse, pero hoy no me importa.

Llego al trabajo. !Uff! ya veo la cara de circunstancia de mi compañera, algo le ha pasado, no se qué es, pero no tardaré en enterarme,  sus penas es lo primero que oigo antes de darme los buenos días, pero hoy no me importa.

Cogemos y organizamos nuestras herramientas de trabajo, una maravillosa escoba, un recogedor y  varias bolsas de basura, todo esto acompañado con el novísimo y sofisticado carrillo con vida propia, ya que cuando quiero girar hacia la derecha el se revela y gira hacia el lado contrario y lo mismo cuando quiero girar hacia la izquierda, vamos! La crem de la crem en tecnología basuril!!

Echo a andar con la esperanza de que la mañana se pase rápida, al mismo tiempo que agradezco mentalmente el tener un trabajo para que mi situación familiar mejore en la medida de lo posible.

Me conecto mis auriculares y en ese instante me evado de todo lo que acontece a mi alrededor, me concentro solo en mi trabajo y solo escucho la voz de Carlos Herrera y sus contertulios informándome de lo que pasa en España y en el mundo, ya que de otra forma me seria imposible enterarme, es lo que tiene tener un niño de cinco años, mi televisor no conoce otro canal que no sea el clan TV.

Hace mucho calor y aun me esperan por delante tres horas de recogida de basuras, pero hoy no me importa.

Dicho y hecho, ya son las tres de la tarde y voy camino de casa.

Llego, un beso de bienvenida por parte de mi marido y mi hijo, me doy una ducha rápida y como de pie lo que pillo por la cocina. Que seres!! Pero hoy no me importa.

Otro beso de mi familia, esta vez de despedida, de nuevo en el coche y corriendo para no llegar tarde, aunque creo que en mi caso eso es prácticamente imposible. Aparco, subo las escaleras y llamo a la puerta, abro y … efectivamente ya han llegado todos, Sara, Carmen, Carlos y Matilde.

Nos damos las buenas tardes cordialmente y me disculpo por el retraso.
 Me siento en mi sitio y comienza la clase.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Back to Top