Esta niña no crece, por Caura Marín.


Sara, es una persona de cincuenta y tantos años.  Está muy preocupada por su futuro laboral.  Le costó mucho esfuerzo conseguir un trabajo de mediodía para seguir estudiando, cosa que no sucedió, ya que Sara se puso muy enferma a los seis meses de tener el trabajo.  Ella creía que había conseguido el empleo de sus sueños.  Ya tenía un buen sueldo, vestía mejor y empezó a tener más consideración por parte de sus amistades.

¡Has conseguido lo que querías Sara! Le decía Ana, una de las personas que habían contribuido a que ella consiguiera lo que se proponía, porque le hacia todas las fotocopias del mundo sin cobrarle  para que ella realizara en todas partes las solicitudes necesarias.

Sara que tenía un contrato en la oficina donde trabaja Ana se había quedado sin trabajo, por sumarse  a una huelga innecesaria. De todo aquello le quedaron tres meses que pagó el comité de empresa para cobrar la prestación por desempleo y su amistad de más de treinta años con Myriam, que es más amiga que cualquiera y a la que le cuenta tantas cosas como a su terapeuta.

Con Myriam quedaba de vez en cuando, sobre todo cuando estaba enferma, ella la escuchaba pacientemente y le daba muchos consejos, que a Sara le servían de poco, ya que ésta es muy rebelde y cabezota.

Actualmente Myriam está prejubilada porque tiene que atender a su madre que está muy enferma. Myriam nunca llama a Sara, pero ésta la llama continuamente, porque siempre la atiende y como tiene mucha experiencia hablan de todo: - De libros, de películas, de política, de la vida en sí… La primera siempre le ayuda a quitarle “esos pajaritos negros” que revolotean por la cabeza de la segunda y ésta siempre queda muy satisfecha de la conversación que mantienen.

La última vez que hablaron, Sara estaba hecha añicos por lo que va a pasar con su situación económica dado los nuevos cambios políticos  producidos en el país de “nunca jamás”. Y  Myriam le dijo: “Esta niña nunca crece”, qué infantil eres, eres una privilegiada, siempre has tenido mucha suerte en ese campo.  A lo que Sara le respondió a Myriam: ¡Es verdad esta niña nunca crece!

1 comentarios:

Carmen Gómez dijo...

Me gusta tu nuevo nombre. Sara, tu protagonista se preocupa demasiado por el trabajo. Para no preocuparse de algo en demasía, lo mejor es ocuparse de otras muchas cosas. Muy bién escrito.Enhorabuena.

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