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Las tres amigas y algunas más, por Rosario Jaenes

Cándida, Sara y Micaela, algún martes que otro tomaban café, eran vecinas. Cada una vivía en un bloque contiguo a la otra. Cándida y Sara no trabajaban; Micaela tenía todo el trabajo del mundo. Iba a su trabajo, arreglaba la casa, hacía deporte, hacía la comida, las camas, la compra… En suma no paraba, esto lo reflejaba su rostro siempre cansado y con muchas arrugas.

El último martes que quedaron a  las seis y media de la tarde. Cándida y Sara se acicalaron como de costumbre, les gustaba ir muy presentables. Micaela llegó media hora más tarde, había ido al médico para su hijo, tiene dos hijos pero muy mal acostumbrados.

¿Dónde vamos a tomar café? Preguntó Cándida. Sara, dijo ahí mismo al centro comercial, al “Horno Miguel”, ponen unos pasteles muy buenos y el café también lo es.  Aunque hacía un poco de frío porque la tarde estaba ya cayendo, tomaron la merienda fuera porque Cándida fuma y compra cigarrillos. Micaela para dos o tres que se fuma, se los pide a la buena de Cándida.

Charlaron, cotillearon  del vecindario y de sus respectivas familias. Como en el centro comercial hay un multicines, Cándida les indicó que una de las películas que ponían era muy buena y Sara dijo: - El miércoles que viene vamos a verla que es el día del espectador. Cándida estaba de acuerdo, pero Micaela que no tiene tiempo para nada, dijo que su hijo la bajaría de Internet y la vería mientras planchaba.  Su desmedida actividad, ponía muy nerviosa a Cándida, que cambio de tema y dijo: - mañana voy a desayunar con Marisa, que lleva mucho tiempo pidiéndomelo y no puedo faltar. Marisa, trabaja en una oficina de la Administración. Y como es costumbre, en los funcionaros los desayunos so más largos.

Quedaron a las once de la mañana  en la parada  del Metro más cercana a la oficina de Marisa, que tardó diez minutos en aparecer. Marisa es amiga de Cándida  y de su hermana desde hace treinta años.

Cuando es el día del santo de las tres, ya que no celebran los cumpleaños porque no quieren hacerse viejas.  Marisa, su hermana Bella y Cándida se preguntan qué necesitan ¡hay  qué ver la confianza da asco! Acuerdan una cantidad y si se pasan de ésa, cada una aporta la diferencia. Luego se ponen de acuerdo para celebrarlo.  Pero ahí está el problema, porque, Cándida y Bella no salen normalmente con Marisa, sino con Fernanda otra amiga más reciente.  También se hacen regalos por los santos de las dos hermanas  y el de ella.

Pero Marisa, que está como una “chota”, aunque es la mejor amiga de Cándida y Bella. Siempre anda haciendo planes y dejando de lado a las dos. No quiere que Fernanda venga el día de la celebración y Bella no está de acuerdo.

En la mañana que Cándida quedó con Marisa para desayunar trató de disuadirla de este propósito y de nada sirvieron los esfuerzos que hizo.

-Bueno Cándida, o quedamos tu, tu hermana y yo, o no hay celebración.  Parece que Bella no tiene interés por mí, nunca me llama por teléfono, ni quiere tener noticias mías. Cándida de nuevo trató de mediar, pero fue en vano.  Marisa quería a toda costa que Fernanda no viniera.

Al final quedó la cosa en que ya hablarían.  Pero Cándida tenía la ilusión de que el miércoles iría al cine con Sara, su madre y Bella. Y el viernes a un concierto de piano con parte de su familia y amigos, con lo cual estaba muy entusiasmada.

De todo esto dedujo, que la amistad de treinta años con Marisa, cada vez se iba diluyendo más ¡Amigas! Suspiró tan cándida, Cándida.

2 comentarios:

CARLOS J. dijo...

Es verdad es que muy a menudo sólo vemos a los amigos de tarde en tarde mientras tomamos un café o desayunamos como es el caso de las amigas de este relato. claro al final, la falta de contacto hace que como dice Rosario las amistades se van "diluyendo".

marichon dijo...

Me gusta el tema que trata Rosario y la manera en que lo hace. Es cierto que las amistades se van quedando por el camino, o quizas pasan de ser amigas a solo ser conocidas. Lo bonito es reflejar una sonrisa cuando se recuerdan cosas del pasado que has vivido con gente querida ¿ verdad ?

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