Una cena familiar, por Marichón Castillo.

Claudia, se acomodó en su asiento esperando el despegue de su avión. Lo que esperaba ser un vuelo tranquilo y sin sobresaltos, resultó una pesadilla gracias a la pasajera del asiento de al lado. Lo único que sabía hacer era hablar de lo estúpida y engreída que era su nuera y lo calzonazos que era su hijo. Hablaba y hablaba sin parar al mismo tiempo que se zampaba unos grasientos muslos de pollo frito.

 Al llegar al aeropuerto se encontró con su madre y su padre. La primera no paraba de decirle lo delgada y arrugada que estaba mientras su padre la filmaba con una cámara de video. Al parecer había sido una ganga que adquirió en un cash converter. De camino en el coche la madre seguía hablando sin parar

-¿No traes abrigo con el frío que hace?

- traía un abrigo pero lo he perdido mamá.

-¿ como se te puede perder un abrigo? Este tiene diez años y aun me sirve. No se ha estropeado ni una pizca y además yo nunca lo he perdido de vista.¿ donde mirabas tú para perder el abrigo?

_ ¿ que donde qué… mamá es solo un abrigo por el amor de Dios?

-Bueno dejadlo, siempre estáis igual, replicó el padre.

Una vez que llegaron a casa solo hubo tiempo para un poco de tarta y una taza de chocolate. Se acostaron temprano . Mañana madrugarían  para comenzar con los preparativos de la cena especial.

 El despertador sonó a las siete de la mañana. Se apresuraron para realizar las compras de última hora. Una hora más tarde se reunieron todos en la cocina para ponerse manos a la obra.

Uno preparaba ponche de huevo. Otro se concentraba a fondo con el pavo y Claudia se dedicaba a abrir la puerta de la casa y recibir cordialmente a todos los invitados a la celebración.

Ya habían llegado todos.La tía Cloti, el hermano menor Tomas y su  nuevo acompañant.Michael.  La hermana mayor Yolanda acompañada de su marido Roberto y sus educadísimos hijos Valentina y Robertito.

La mesa estaba adornada con un mantel blanco. Las servilletas del mismo color pero enlazadas con un cinto plateado. La vajilla también blanca con  dibujos navideños también en color plateado. La cubertería de plata de ley. Las copas de cristal de bohemia.Y como adorno de mesa, un centro de flores frescas preparado para la ocasión. Una vez sentados discutían por quién tendría el honor de trinchar el pavo.

-        hazlo tu papa, dijo Claudia.

-        no, no que lo haga Roberto, dijo su madre.

-        no mamá, lo hará papá. El es el cabeza de familia. Es el que bendice la mesa, así

      que es el quien corta el pavo. Dijo Claudia.

-        pero…pero..

-        ni pero ni pera mama, lo hará papa y punto.

-        Bueno, haré lo que sea, pero no discutáis, por favor, dijo el padre.

Este trinchaba el pavo mientras Claudia y su hermano hacían tonterías y bromeaban en la mesa. Poniendo de los nervios a su hermana mayor y su “ idílica “ familia.

La tía Cloti , que ya venía contentilla de casa, alzó su copa y empezó a brindar uno por uno con todos los miembros de la familia presentes y no presentes a ese acto. Al octavo brindis la dieron por perdida y siguieron con la cena.

Rodaban piezas de pavo. Patatas cocidas.Puré de guisantes. Ensalada de coliflor.Tarta de lima .Dando comienzo a interesantes conversaciones de política o economía y derivando en el fútbol o en  los cotilleos de prensa rosa.

Al llegar las doce de la noche Tomás decidió hacer público su compromiso matrimonial con Michael. Todos se quedaron con la boca abierta sin saber que decir, excepto Claudia. Se levantó. Rellenó su copa con cava y brindo por la felicidad de la nueva Pareja .Nadie más brindó. Tomás cogió su abrigo y salió de la casa. Lo mismo hizo Michael y seguidamente abandonaron la casa lo demás invitados.

El padre y la madre se quedaron solos en el salón esperando a ver cual de los dos sería el primero en hacer un comentario.

-        el pavo estaba muy bueno, dijo el padre

-        gracias, dijo la madre

-        Feliz Navidad, dijo Claudia.

1 comentarios:

CARLOS J. dijo...

Qué buen retrato de reunión familiar, con una madre que le dice a su hija cosas como "lo delgada y arrugada que estaba" jeje, la verdad es que hay madres y abuelas brutalmente sinceras. Me encanta la descripción de la comida y de la preparación de la mesa.

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